Cayo Aurelio Valerio Diocleciano
Emperador romano (284-305)
Hijo de padres humildes nació el 24 de diciembre de 244 en Dalmacia. Cuando el emperador Marco Aurelio Numeriano murió, en el 284, sus tropas le proclamaron emperador. Carino, el hermano de Numeriano, se opuso a la proclamación y derrotó a las tropas de Diocleciano en Mesia, en el año 285, pero fue asesinado por sus propios soldados, que reconocieron a Diocleciano. Impidió sublevaciones en muchas partes del Imperio, asociándose al trono con Aurelio Valerio Maximiano, a quien concedió el título de césar, en el 285, y el de augusto en el 286, confiándole la parte occidental del Imperio reservándose para sí tanto la oriental como el poder preeminente. Para facilitar la defensa y administración del Imperio llevó a cabo su descentralización, nombró a dos césares en el 293. Para ello adoptó como hijo a Cayo Galerio Valerio Maximiano, conocido como Galerio, mientras que Maximiano hizo lo mismo con Constancio I Cloro. El Imperio se dividió en 101 provincias, agrupadas en doce diócesis, y en cuatro partes principales, cada una de ellas dirigida por un césar o un augusto. Todos los edictos eran firmados por los cuatro dirigentes, pero Diocleciano conservó el rango superior de augusto, junto a Maximiano. La tetrarquía (gobierno de cuatro) consiguió mantener el orden sin romper el la unidad territorial; las victorias sobre los enemigos de Roma, en África y Persia, extendieron las fronteras del Imperio. La reorganización administrativa del Imperio acabó con la primacía de Italia. Roma fue reemplazada como capital del Imperio por Mediolanum (Milán), convirtiéndose en cuartel general de Maximiano; Nicomedia, en el noroeste de Asia Menor, fue la capital de Diocleciano; Augusta Treverorum (en la actualidad Tréveris) en Germania, fue la base de Constancio; y Sirmium (Sremska Mitrovica, en lo que ahora es Serbia) en Panonia, el centro administrativo de Galerio. A pesar de la descentralización provocada por la tetrarquía, el sistema político evolucionó a formas cada vez más autocráticas. Diocleciano introdujo el ceremonial oriental en su corte, adoptó el sobrenombre de Jovius (uno de los nombres de Júpiter) y asignó a Maximiano el de Heraclio (derivado de Hércules). Sus leyes fueron rígidas y opresivas, en particular el llamado Edicto de Diocleciano o del Máximo (301), que fijó los precios máximos de las mercancías y los salarios en todo el Imperio. Sin embargo, el Edicto resultó inaplicable y pronto se abandonó. Los severos cambios en el sistema de recaudación de impuestos resultaron más duraderos. Hicieron responsables a los funcionarios civiles del pago de cantidades fijas, lo que provocó el aumento violento de la fiscalidad. En el aspecto religioso, Diocleciano acentuó el carácter divino del emperador y reanudó las persecuciones contra los cristianos, que comenzaron en el 302. En el 305, tras 20 años de reinado, los dos Augustos abdican y son sustituidos por los dos Césares. Se establece así un sistema que no se basa en principio de la herencia, sino que busca la elección de los mejores. Eliminó del pasado: el liberalismo del principado, la autonomía local, la preponderancia de Roma y de Italia, los privilegios de los senadores y la preocupación por el humanismo. Renunció al poder y obligó a Maximiano a secundarle, dejando la sucesión, como había planeado, a Galerio y Constancio. Retirado a su propiedad campestre, cerca de Salona (Dalmacia), murio en el palacio de Spalato (actual Split) en el 313.
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